Les dos primeres edicions del «Cancionero general» (València, 1511 i 1514) reuneixen entre els seus folis un important número de poemes corresponents a una vintena d'autors valencians, que la seva presencia relativament cohesionada en la monumental antologia d'Hernando del Castell s'interpreta no solament com un tribut a la producció local, sinó també com un reflex de l'animada activitat cultural de la València d'entre segles, on la poesia és alhora una forma d'art i un mitjà de propaganda. L'origen valencià aglutina a aquesta nòmina d'autors entre l'Edat Mitjana i el Renaixement, en la qual es donen cita almenys dos generacions representades, respectivament, pel clergue Bernat Fenollar (1435/38-1516) i pel cortesà Juan Fernández d'Heredia (1482-1549).
El 13 de diciembre de 1474, en Segovia, Isabel, hija de Juan II y hermana del recién fallecido rey de Castilla y León, Enrique IV, fue proclamada reina de Castilla y de León. El 29 de mayo de 1475, en Plasencia, tras haber sido obedecida como legítima sucesora dos meses antes, Juana, nieta de Juan II, hija del rey Enrique IV y sobrina de Isabel, fue proclamada reina de Castilla y León. Entonces estalló abiertamente una guerra sucesoria que había sido largamente fraguada y ensayada. Durante seis años, hasta 1480, dos reinas con plena conciencia de serlo, se enfrentaron en el teatro de la guerra, dos reinas y sus maridos, dos reyes que representaban sendos proyectos de futuro (Portugal o Aragón) para un reino que saldría transformado al término del conflicto. Isabel y su marido, Fernando de Aragón, vencieron finalmente en una guerra que, más que ninguna otra hasta entonces, se reveló como un combate por la legitimidad, una lucha en la cual resultó crucial el empleo de un amplio abanico de recursos de propaganda política. El presente estudio, partiendo de una rigurosa metodología y de una innovadora y actual visión crítica de las fuentes históricas y literarias,...
Este libro pretende y aspira a presentar la problemática amorosa que se plantea en La Celestina bajo una muy específica perspectiva, la de concebir la pasión amorosa como un fenómeno patógeno, la llamada por la medicina medieval Aegritudo Amoris. Vinculada a esta percepción científica imperante en los años finales del siglo XV y principios del siglo XVI, aflora en la obra una dinámica interna que, en gran medida, explica y justifica el comportamiento de sus tres personajes principales, Calisto, Melibea y Celestina. Al mismo tiempo, tal actitud permite a su autor realizar una labor crítica destructora de los basamentos ideológicos sobre los que descansaba la sciencia medica de aquel momento histórico.
Ya han pasado cuatro anos desde la publicacion de mi otro libro, en el cual anunciaba que la comedia La Thebayda podria haber sido escrita por Juan del Encina. Con esta idea tan fuera de ""la realidad,"" se habia iniciado un proceso de revisar todo lo que se creia y se aceptaba como la verdad. La teoria puede darnos una base para los estudios, pero debemos tener cuidado en no caer en la trampa de la teoria; es decir, en no pretender encontrar ""otras verdades."" Entre tanto parecen ser que los nuevos metodos estilisticos confirman mi hipotesis. Esto es el motivo de escribir este libro para reconfirmar mi punto de vista del ano 2009, de que Juan del Encina es el autor de la comedia Thebayda, ypolita y Serafina.
Se sigue hablando en las universidades espanolas de Luis de Lucena como autor de un libro de ajedrez en 1497, cuando el verdadero nombre solamente es Lucena. Esto es una prueba mas que en las universidades espanoles los unos copian a los otros sin propia investigacion. Por este motivo he preparado una biografia de Juan Ramirez de Lucena, protonotario y embajador, y del Consejo de los Reyes Catolicos, porque el fue el padre del ajedrecista Lucena. Fue Bartolome Jose Gallardo que uso por primera vez el nombre de Luis de Lucena en 1888 y desde entonces todos copiaron fiel- y erroneamente a Gallardo. Simplemente consultando la obra de 1497 observamos que en ninguna parte se habla de Luis de Lucena, sino solamente de Lucena.
Si les historiens se sont intéressés depuis une trentaine d'années aux pratiques alimentaires du Moyen Âge, rares sont les travaux consacrés à la représentation de la nourriture dans la littérature médiévale de la péninsule Ibérique et de la France. L'histoire sociale de l'alimentation existe certes, mais l'histoire littéraire reste à inventer. Qu'elle oscille entre abondance ou privation, entre condamnation ou exaltation, entre esthétique romanesque ou discours politique, entre effet de liste ou effet de suture, la nourriture dans la littérature du Moyen Âge pose la question de l'oralité et du discours autour de la bouche conçue comme organe de communication et de consommation. Traités théoriques, livres de cuisine, ouvrages médicaux et textes littéraires témoignent de cet intérêt porté à la table du Moyen Âge, table réelle ou table imaginaire, associant à l'esthétique des mets la poétique des mots. À travers des études monographiques, comparatistes et linguistiques, ce volume tente d'en rendre compte dans un dialogue entre histoire de l'alimentation et études littéraires.
La presente edición ofrece, por primera vez, la obra completa de Pedro de Cartagena (1456-1486). Émulo de Jorge Manrique y contemporáneo de Juan Álvarez Gato, el vizconde de Altamira, Puertocarrero o el comendador Escrivá, entre otros, es también uno de los poetas mejor representados en el Cancionero General, aquella magna compilación de poesía finisecular reunida por Hernando del Castillo y publicada en Valencia en 1511. Una introducción biográfica que apura todos los datos conocidos sobre la vida del converso don Pedro, un breve pero detallado análisis de la obra en el contexto de la poesía del período, y una rigurosa edición crítica, elaborada sobre el total de manuscritos e impresos que conservan el corpus, son el fruto de esta laboriosa investigación, que ha permitido rescatar del olvido la obra de Cartagena: poeta de prestigio en la corte de los Reyes Católicos, y digno representante de lo que fue la tónica general de la lírica de fines de la Edad Media.
La muestra se compone de 119 piezas de diverso tipo: pinturas, esculturas, grabados, libros, cerámicas, numerosa iconografía taurina reflejo del tributo que se le rinde al caballo en la fiesta nacional, monturas, gualdrapas y adornos, procedentes de colecciones privadas y públicas de distintos museos y fundaciones. Para explicar el extenso periodo entre los años 1000 y 2000, el discurso de la exposición se articula en tres partes: la Edad Media, “El triunfo de la caballería” (años 1000 a 1500); la Edad Moderna, “La gloria del caballo” (años 1500 a 1800), y la Edad Contemporánea, “El caballo y la máquina” (años 1800 a 2000), que muestran cómo la historia de la sociedad y la cultura españolas ha estado ligada siempre al caballo y su mundo.
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